José Pérez Adán (Editor),
LAS TERCERAS VÍAS
, (Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2001, 268 pp.).

Incluimos a continuación el texto de la introducción del libro.

INTRODUCCIÓN

En Europa y en los Estados Unidos ha aparecido una nueva hornada de políticos e intelectuales con vocación regeneracionista. A la Tercera Vía se le da la bienvenida como un camino práctico, humano, y justo de entender las relaciones sociales y de optimizar la praxis política. Personalidades tan diversas como Tony Blair, Helmut Kohl, Gerhard Schroeder, George W. Bush o Al Gore, han utilizado la nueva terminología en sus programas, discursos y escritos. Sin embargo, muy pocos son conscientes de lo que significa la Tercera Vía. ¿Hay alguna nueva ideología tras la Tercera Vía? ¿Cuales son sus propuestas y herencias? ¿Hacia donde va? ¿Estamos ante la versión política de las ideas que defienden tanto socioeconomistas como comunitaristas en foros académicos?

El libro que presentamos trata de responder a todos estos interrogantes por partida doble. Por un lado, pone al alcance del público en general las premisas de las escuelas de pensamiento, principalmente sociológicas y filosóficas en las que se basa la Tercera Vía, con la idea de que quienes lean el texto puedan juzgar con conocimiento de causa sobre los orígenes del regeneracionismo político contemporáneo. Por otro lado, se separan y subrayan los principales retos políticos de los próximos diez años para ver hasta qué punto la Tercera Vía, en su apuesta por el cambio o la reforma continua, es capaz o no de deparar el cumplimiento de las promesas que la crisis del estado del bienestar ha dejado estancadas.

Los trabajos que siguen aúnan el cuerpo crítico-académico con la accesibilidad por parte del lector interesado en general. Habrá que contestar, ahora, dos preguntas que nos sirven de guión para estas páginas introductorias.

¿A que tercera vía nos referimos?

Hay varias Terceras Vías. De entre las que se pueden sacar de los textos de historia y teoría del pensamiento político contemporáneo, solo nos interesan dos. La antigua tercera vía entre capitalismo y comunismo no nos interesa. Nos interesa la tercera vía de Anthony Giddens, y del realismo y regeneracionismo político norteamericano y europeo. Y nos interesa también y sobre todo la tercera vía que representa la apuesta cultural por una alternativa al individualismo que salió triunfante tras la salida de escena del estatismo duro. Esta alternativa ha sido propuesta bien como comunitarismo principalmente por Amitai Etzioni, y también por Bellah, Selznick, Joas, y otros, o bien como una recuperación de tradiciones sociológicas antiguas como las de Durkheim, Dewey, y las que en la teoría de la organización representan las iniciativas solidarias o cooperativas. Nos interesan estas dos terceras vías, que algunos han llamado respectivamente la tercera vía política y la cultural. Además, y esto es importante como reseñamos de seguido, si nos salimos de la historia del pensamiento, a la hora de interpretar la Tercera Vía para glosarla en el debate de medios moderno, tanto una, la política, como otra, la cultural, se entremezclan y se presentan en diversas formas y propuestas de acción pública. Por eso nosotros hemos preferido dar a este volumen el título de Terceras Vías.

Así, el debate moderno sobre la Tercera Vía es en realidad un debate sobre las Terceras Vías. Entendemos por Terceras Vías las nuevas formas de comprender la actividad política en el tiempo de cambio cultural, económico y social del tránsito de milenio. La reflexión la hacemos, primero, en base al análisis de la misma actividad política y, segundo, en base al discernimiento de lo que caracteriza los nuevos tiempos.

Respecto a lo primero tenemos, entre la variedad de formas de entender las nuevas maneras de hacer política y gobernar, una característica común: el reconocimiento práctico de que el parlamento no lo es todo. El debate público extraparlamentario adquiere un protagonismo inusitado hasta ahora. Lo que se pide al político y lo que ofrece el nuevo gobernante es un mayor protagonismo de la sociedad civil a la hora de ejecutar acciones públicas y a la hora de entender lo que constituye eso que llamamos pueblo. Hay, en este sentido, una nueva sensibilidad para con lo político. Términos como “dirigente político” o “political leadership” adquieren el significado de intérprete de lenguajes sociales ajenos en muchos casos al lenguaje de la praxis política tradicional. El gobierno debe dejar hacer y traspasar al resto de actores sociales legitimados algunos de sus tradicionales cometidos y debe, al mismo tiempo, aventurarse por nuevos caminos sin roturar, entre la intrincada maleza de las novedades que traen los nuevos tiempos. Esto, naturalmente, está sujeto a diversas interpretaciones, tanto desde la llamada izquierda como desde la llamada derecha, aunque todas partan de la necesidad de adoptar un nuevo talante político. La Tercera Vía contempla unos parlamentos y unos ejecutivos abiertos a la sociedad, alejados de cualquier tipo de paternalismo, sin misión de tutelaje o de filtro, y sin detentar la idea de que la política es el ámbito exclusivo de gestión de lo público. La política es importante pero tampoco conviene exagerar: la ingeniería y organización social es más que la política. En cualquier caso, la Tercera Vía recupera el sentido aventurero del quehacer político donde cobran especial importancia la innovación y la visión de un presente y futuro en cambio continuo.

Respecto a la segunda reflexión, los cambios de los nuevos tiempos, las Terceras Vías, con variedad de matices sobre lo que tiene más importancia o sobre lo que tiene menos, están de acuerdo en que el proceso de cambio socioeconómico, cultural y político experimentado en los últimos años hace necesario hablar de un cambio de naturaleza civilizatoria. Es como una nueva revolución industrial. Estamos ante un cambio en los procesos productivos, en las pautas de consumo, en las actitudes y en las expectativas, y el cambio es tan profundo y radical que lo podemos llamar revolución. La globalización de la economía, la sociedad de la información, la dispersión y universalización del riesgo medioambiental, la exposición al mismo entretenimiento, el cuestionamiento de las identidades tradicionales, el desarrollo de la tecnología, los éxitos del estado moderno en la provisión de educación, las nuevas relaciones entre los géneros, etc., todo esto, y todo esto junto, supone una revolución. El paralelismo con la revolución industrial no se basa en la revulsión violenta a la que se pueda llegar sino en la incorporación de nuevas y buenas ideas políticas en los ámbitos de poder legitimado. Si las ideas del socialismo entraron en la política por y gracias a la revolución industrial, tras esta nueva revolución se apunta asimismo una nueva regeneración de la cultura política.

El que hablemos de Terceras Vías, subrayando la pluralidad de enfoques, nos lleva necesariamente a considerar la oportunidad del mismo término de Tercera Vía. En esto coinciden o coincidimos todos: lo importante no es el nombre sino la idea. El concepto de Tercera Vía es equiparable al de Nuevo Centro, o, como hablamos también aquí, al de Nuevas Políticas.

¿Qué premisas comunes ha asumido el editor al invitar a los autores?

Describir y analizar en profundidad qué es lo que va con y detrás de las Tercera Vías en su intento de ofrecer un camino donde se aúna el desarrollo económico con la justicia social, los deberes con los derechos, y un gobierno y una burocracia mas democráticos y menos autocráticos, es, sin duda, uno de nuestros objetivos. Al mismo tiempo, el editor ha reunido autores que pueden muy bien argüir desde la óptica de la globalizacion, de la superación de las desigualdades, de la necesidad de innovación y cambio, con argumentos profundos y no cosméticos, a favor de planteamientos que apunten a un fortalecimiento de la solidaridad humana sin exclusivismos. Los trabajos que ahora presentamos son contribuciones originales nacidas todas en un ámbito académico y apoyadas en una trayectoria profesional consagrada.

El texto de Pablo Guerra y Gabriel Barg, profesores de la Universidad de la República en Montevideo, presenta el debate sobre la Tercera Vía desde la óptica de la disyuntiva entre socioeconomía y liberalismo. El capítulo, amén de la autoridad de Guerra y Barg como experimentados socioeconomistas, ofrece dos grandes y novedosas aportaciones. Una es el análisis de la pertinencia del debate para la perspectiva de la periferia. No estamos pues ante un debate de exclusiva referencia, si podemos hablar así, primermundista. Los países de América Latina tienen un interés focal en la Tercera Vía. La otra aportación novedosa es, a nuestro juicio, la reflexión sobre la Democracia Cristiana y la Tercera Vía. Aspecto éste, que si bien ha sido tratado extensamente en la literatura centro-europea sobre la Tercera Vía, no habíamos tenido la oportunidad de examinar en profundidad en castellano.

Pierpaolo Donati, el más brillante de los sociólogos italianos actuales, profesor en Bolonia, nos brinda en su capítulo una sucinta visión de su original teoría relacional de la sociedad aplicada a la competencia entre socialistas y liberales en el mercado de ideas moderno. Donati propone una profunda explicación sobre la imposibilidad de perpetuar las ventajas del estado del bienestar sin antes corregir y adecuar a los tiempos un entendimiento cabal de las relaciones sociales que supere los inconvenientes del individualismo. Si el capítulo de Guerra y Barg es fundamentalmente descriptivo, la aportación de Donati es analítica y programática. Conforma, asimismo, una de las escasas oportunidades que tenemos de profundizar en castellano en la extensa y original obra de Donati.

La exclusión social es quizá el problema político más importante no solo desde la perspectiva de la globalización, sino también desde el punto de vista del análisis microsocial. José Antonio Díaz, profesor de sociología en la UNED, examina en este tercer capítulo la necesidad de recuperar el discurso sobre la desigualdad entre las primeras urgencias de la agenda política. Lo hace desde una perspectiva afín a la que utiliza Giddens y, por tanto, desde una perspectiva que toma en consideración la importancia de los partidos políticos de izquierda y de la importancia de la recuperación para su discurso de esta estrategia de justicia social. Para Díaz, la apuesta de la Tercera Vía es una apuesta crítica frente a la consideración de la pertenencia ciudadana como sinónimo de la detentación de poder económico, postura en la que está de hecho degenerando la defensa irreflexiva de la vigente racionalidad económica.

El capítulo de Jaime Rodríguez-Arana, el cuarto, es, a diferencia del anterior, un texto que apunta la conveniencia de superar definitivamente la dicotomía izquierda-derecha en el diseño de las nuevas estrategias políticas. Los planteamientos de Rodríguez-Arana son afines a lo que en la retórica política española se conoce como centro-reformismo y a lo que algunos comentaristas europeos (fundamentalmente germanos) de la Tercera Vía llaman Nuevo Centro. El argumento de Arana se basa en el devolucionismo, uno de los puntos centrales de la ideología de la Tercera Vía tanto en la obra de Etzioni como en la de Giddens. Rodríguez-Arana es además de jurista y académico, un político activo en el gobierno de Madrid. Dirige el Instituto Nacional de la Administración Pública.

El texto del filósofo Jesús Conill, profesor en la Universidad de Valencia, toma como eje vertebrador del capítulo quinto la ética comunitaria de Amitai Etzini y, sobre todo, su concepto de buena sociedad. Para Conill, que hace un profundo llamamiento sobre la necesidad de juzgar los planteamientos políticos en base a la coherencia interna y no en base a la eficacia económica de ciclo corto, el discurso inherente a la Tercera Vía representa una indudable recuperación de la moralidad, quizá la única posible, en el marco sociopolítico contemporáneo. Con este capítulo tomamos en consideración la importancia del discernimiento ético que, entre otras cosas, viene a recordarnos que la posibilidad de elegir código ético no es en sí mismo una elección neutra. La ética comunitaria, vemos aquí, es superior a otras.

En el capítulo sexto de este repaso por las Terceras Vías, Imanol Zubero de la Universidad del País Vasco, toma como referente el análisis de la globalización. Zubero presenta un convincente argumento sobre la necesidad de proteger las independencias personales y colectivas frente a la globalización económica, no a través del fácil recurso de subrayar el nacionalismo político sino precisamente con lo contrario: con la superación de las deficiencias del estado nacional y la apuesta por ordenamientos políticos más extensos. Su apuesta no es por el estado global sino una sociedad civil global con poder de decisión, aunque ese poder tenga que ser defendido de manera aparentemente altruista por los estados.

Pablo García Ruiz, de la Universidad de Navarra, nos regala en el capítulo siete, una reflexión tremendamente actual y novedosa. Su “ciudadanía y empresa” trae al debate académico una polémica que ha estado lastrando la credibilidad de las políticas económicas de izquierda desde hace años. García Ruiz, además, nos brinda soluciones ajustadas que sirven para, por un lado, evitar la irredenta sospecha de la ideología política de izquierdas hacia el mundo de la empresa y las corporaciones, y, por otro, para utilizar las aportaciones ideológicas de los grandes pensadores del fin de siglo en la construcción de nuevos modelos interpretativos de una realidad social intrínsecamente moldeada por la actividad corporativa. Tenemos aquí, en la medida en que este debate ha sido un punto central en las propuestas de Blair o Giddens, una de las grandes aportaciones de la Tercera Vía al nuevo quehacer político.

En el capítulo octavo el autor de esta introducción presenta las notables diferencias que aprecia entre Giddens y Etzioni y las razones que le motivan para ver en la obra de este último la aportación más lúcida e interesante para comprender nuestro más que probable futuro político. Por último, en el capitulo que cierra el libro, el filósofo del derecho, Jesús Ballesteros, a nuestro juicio el teórico de la postmodernidad mas importante de nuestra lengua, estudia la familia y lo que se juegan las Terceras Vías con la clarificación de sus diversas propuestas de legitimación familiar para su propia legitimación como paradigmas sociopolíticos. Ballesteros propone de acuerdo con los planteamientos comunitaristas que estén en la génesis de la Tercera Vía, una visión de la familia amparada por los poderes públicos y discute cómo la superación del individualismo implica el fomento de una familia igualitaria con protagonismo infantil. Algo que está por otra parte muy cercano a los planteamientos que el mismo Ballesteros nos hacía en su excelente “Ecologismo personalista” .

Nos parece que en su conjunto este volumen ofrece una completa y actualizada visión de la Tercera Vía y de su proyección en la política del siglo XXI. Esperamos que sirva al propósito de reconducir el debate público y político en España por caminos que puedan contagiar ilusión al peregrino. Ilusión que se apoya en la esperanza de llegar juntos a un mundo mejor, y en la confianza de que los ojeadores saben orientarse.

José Pérez Adán